Perros basureros
Es un tema controvertido, y mucho, lo sé, pero como se suele decir “tenemos que hablar...”
Remontémonos a los orígenes. Hay diversas teorías sobre el origen del perro y este escrito no es para debatir sobre esto, pero lo que sí parece claro es que los perros que viven o han vivido desde sus orígenes hasta la actualidad, eran y son carroñeros/basureros.
Al parecer, en su transformación de lobo a perro y en su posterior consolidación como especie hasta nuestros días, el carroñeo/basureo tuvo y tiene un papel protagonista es su transformación, evolución y supervivencia. Por lo tanto, este es el primer punto a considerar. Imaginaros que a nosotros nos impidieran hacer una de las cosas que más nos gustan en la vida, algo para lo que hemos nacido. Es un ejercicio puro de empatía.
Bien, hemos visto lo natural que este comportamiento es para los perros, desarrollado durante miles de años. Otro punto a analizar entonces, es el por qué pensamos que un cachorro que ha nacido para carroñear/basurear, no es capaz de explorar su entorno y averiguar por si solo lo que es comida o no, o lo que es peligroso o no. Aquí radica el primer problema para acabar teniendo un perro aspiradora en un futuro, con el peligro que eso conlleva para el perro, que se come todo lo que pilla por el suelo, sin comprobar si es comida o no, y muchas veces en un abrir y cerrar de ojos. Solemos prohibir al cachorro explorar con la boca diferentes objetos, tanto naturales como artificiales, en casa o en la calle, y le ofrecemos a cambio una serie de juguetes que nada tienen que ver con la variedad de materiales que los perros se van a encontrar a lo largo de su vida, y que no van a saciar esa necesidad natural de exploración que tienen en edades tempranas. Por lo tanto, es muy probable que acabemos teniendo un perro con déficit de aprendizaje de su entorno y con una necesidad exploratoria insatisfecha, con los efectos secundarios que esto supone, que serán de diferentes intensidades dependiendo de cada perro, pero que tiene que ver con: inmadurez, perros que no han cerrado esta etapa de su vida y tienen ciertas inseguridades; obsesión por coger cosas del suelo, sean naturales o no; comer con rapidez lo que coge, sea comida o no, alimentada esa rapidez porque sabe que se lo vas a querer quitar; protección de recursos por esa obsesión, llegando incluso a morder a las personas que conviven con él o a otros perros; no dejarse atar cuando esta suelto e incluso escapismo para explorar el entorno…
Como ya hemos dicho en alguna ocasión, para solucionar cualquier conducta inadecuada en los perros es importante llegar al origen de ese problema, pues bien, impedir esta exploración del suelo es uno de los orígenes más potentes y que más influyen en cualquier, y digo en cualquier problema de conducta de los perros, dado que todo está conectado.
Imagino que ya habréis adivinado cual es la propuesta en este caso. Desde que dejo a los perros explorar el suelo a su libre albedrío durante los paseos, sea comida o no, se han vuelto más selectivos con lo que cogen, menos ansiosos con la comida que encuentran y más cautelosos antes de comerse nada; esto me ayuda a poder acercarme con calma hasta ellos (ya no huyen de mi), inspeccionar lo que comen antes de que se lo coman (si se lo comen) y quitárselo o decirles que lo dejen en caso necesario (algo que casi nunca he tenido que hacer, por lo que si alguna vez he tenido que quitarles algo o decirles que dejen algo, no ha supuesto ningún problema). Ni que decir tiene que nuestro vínculo ha mejorado mucho, ya no estamos en constante lucha y ya no me ven como ese ser ilógico e impredecible que no les permite hacer algo tan normal y natural para ellos.
Sin bien es cierto que esta libertad en la mayoría de los casos debe darse de forma progresiva, trabajando antes otros aspectos del día a día que reduzcan los niveles de estrés y ansiedad del perro en general y con respecto a la comida en particular, puedo decir, que gracias a esta confianza que progresivamente he ido depositando en ellos, estoy convencido de que las probabilidades de que les pase algo explorando el suelo en los paseos se han reducido considerablemente, a la par que sus paseos son cada vez de más calidad para ellos y más tranquilos para mí, con los beneficios que esto tiene para todos.
Insisto en este concepto de progresividad. Si a un perro nunca se le ha permitido explorar el suelo en libertad y con calma, esta libertad es aconsejable dársela muy poco a poco, al ritmo del perro, puesto que ahora mismo no está preparado para diferenciar lo que es peligroso y lo que no. Según esa ansiedad vaya disminuyendo, iremos confiando más en él y dándole más libertad exploratoria.
Como ya iréis comprobando los que habéis leído algún otro de los escritos publicados, hay una idea general que sobrevuela no solo estos escritos, sino cualquier mensaje que lanzamos a través de la web, redes sociales, charlas, seminarios, grupos de paseo etc., y es que si intentamos ir constantemente contra-natura de cualquier ser vivo, y en este caso de los perros, habrá consecuencias negativas, que por algún lado saldrán.
Eduardo Cabanillas Educación Canina Natural